En la Vendée Globe, una de
las regatas más importantes y emocionantes del mundo, y en su
edición de 1996, Bertrand de Broc celebro sus navidades con un
buen vivo francés y tras enjuagar y limpiar la botella, lanzó
un mensaje al mundo.
Tras 8 años y más de 6500
millas a remolque de vientos y corrientes, alcanzaba
finalmente las costas de Australia en la isla de Kangoroo
poblada más por elefantes marinos que por personas. El caso es
que una joven Australiana lo recibía perfectamente legible
hace unos días la cual envió un email a la organización de la
regata. La conclusión parece obvia; Los mensajes en botella
tardan pero acaban llegando, de modo que ya sabe que hacer si
alguna vez queda náufrago en una bella isla desierta...