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Navegar en la Ría de Vigo

Un lugar magnífico por la belleza de sus diferentes rincones. La caprichosa naturaleza ha hecho que ésta se estreche para volverse a abrir al fondo creando una ensenada de aguas mansas ideales para navegar a motor, pasado el puente de Rande. Si llegamos a ella desde el mar nos encontraremos antes con las islas Cies que protegen una parte importante de la ría de los mares abiertos del Atlántico.

La ciudad de Vigo a sus orillas ofrece varios náuticos desde los que embarcar para pasar un divertido día de navegación recorriendo los variados rincones que nos ofrece. Podremos acercarnos a Cangas, Moaña, a la cercana bahía de Baiona, o adentrarnos en ella hacia Cobres, Cesantes o Redondela. Si buscamos el mar más bravío nos dirigiremos a las Cíes que ofrecen unas playas y acantilados dignos de recordar. 

 

Las Cíes presentan formas diferenciadas de oeste a este. Hacia poniente aparece una línea de cota brava inaccesible, con impresionantes acantilados en los que se han abierto numerosos entrantes y cuevas en las que anida una gran cantidad de fauna. La costa que da al interior de la ría es de relieve más suave con menores pendientes y hermosas playas en la que se mezcla la arena con los restos de conchas. Es en esta zona protegida en la que se pueden admirar interesantes muestras de la flora Atlántica destacando la Camariña.

En la Ría de Vigo y debido a su privilegiado emplazamiento ofrece lugares y pueblos que atesoran una larga historia. La ría fue eje comercial entre los distintos pueblos de sus orillas desde tiempos inmemoriales.

En el margen sur de la ría se abre la ensenada de Baiona a la que desemboca el río Miñor con los puertos de Panzón y el puerto de Baiona enlazados por los arenales de Ramallosa y Playa América. Baiona es centro turístico de primer orden pero en la antigüedad tuvo más importancia que Vigo como centro mercantil, y a su costa arribó en marzo de 1493 la carabela La Pinta al mando de Pinzón.

Como en los demás pueblos de la ría encontraremos una bella arquitectura con antiguas iglesias y viejos cascos históricos. Y en todos ellos encontraremos restaurantes típicos y tascas en las que degustar la mejor comida de la tierra y del mar. En el margen septentrional de la ría se encuentra Cangas, una villa de fuerte impulso económico que todavía conserva el tipismo tradicional de sus calles y viejas costumbres, lo mismo que Moaña otra hermosa villa marinera.

Hacia el nordeste la ría se va estrechando en Rande donde es atravesada por la autopista que une Vigo con el norte de Galicia gracias a un espectacular puente atirantado a modo de gran batea. Al traspasar Rande podemos navegar hasta Redondela villa marcada por el ferrocarril y sus puentes de hierro.

Y al fondo de la ría se asienta Ponte Sampaio en donde se libró una famosa batalla contra los franceses y que acabó con el dominio francés en 1809. También podremos visitar Arcade famoso en su tiempo por ser uno de los viveros de ostras de mayor importancia en Europa. 

 

 

El Tesoro de Rande

 

En Octubre de 1702 entraba en la ría de Vigo el cargamento más valioso venido de las América formado por 19 galeones Españoles y escoltado por 23 barcos aliados Franceses de guerra. Más de 100 millones de monedas de oro y plata así como esmeraldas y otras piedras preciosas viajaban en sus bodegas.

Pero los retrasos burocráticos hicieron que los piratas Ingleses se enteraran de tan suculento botín y aliados con los Holandeses atacaron la flota en la misma ría en donde se libró una feroz batalla. Los anglosajones robaron 40 millones de piezas y el resto junto con la flota yace hundido en el fondo fangoso de las aguas Viguesas. Según un cronista de la época, "los galeones regresaban con dos o tres millones de escudos de oro, veinte millones de escudos de plata, doscientos mil escudos en perlas, trescientos mil en esmeraldas, treinta mil en amatistas, lana de vicuña por valor de cincuenta mil escudos, la misma suma en madera de Campeche y doscientos sesenta mil escudos en cueros".

Los tesoros de las Américas llenaban normalmente  a Cádiz, Sevilla, pero la Guerra de Sucesión, obligó a la Flota del Oro desviarse de Cádiz, sitiada por Rooke, hacia  Vigo, aún sabiendo que la bahía, a cargo del príncipe de Barbanzón, capitán general del Reino de Galicia, estaba mal defendida. Los españoles fondearon cerca de la isla de San Simón el estrecho de Rande. Los tesoros no desembarcaron pues la corona no lo autorizaba sin la presencia de sus inspectores que todavía no habían llegado a Galicia.

Previendo el combate, se ordenó cerrar la bocana de la ría con una estacada flotante hecha con embarcaciones, balsas y toneles amarrados entre sí y a las orillas y protegida por Le Bourbon y L'Esperance. Pero llegaron ciento cincuenta navíos ingleses y holandeses, siguiendo el aroma del oro. En Vigo asolada por Drake, los ricos huyeron y las iglesias se iluminaron con cirios implorando protección. La batalla de Rande se cobró dos mil muertos y otros tantos heridos españoles y ochocientos muertos y más de quinientos heridos ingleses.

El más grande tesoro de la historia se hundía quizás como justo final a las ansias de riqueza que condujeron tanto a Españoles como a Ingleses y Holandeses a expoliar todo aquello que fuera posible.

 

 

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