Solitario y a Dos;
dos formas parecidas, pero no iguales de navegar
Es como si navegaras en solitario, pero no estás solo. Es como ir
con tripulación, pero normalmente navegas sin nadie más. ¿Es una
contradicción? Lo parece, pero no lo es. La navegación oceánica
a dos es un mundo quizá parecido, pero en ningún caso idéntico a
las otras dos formas de navegación, la navegación en solitario o
con tripulación completa. Por eso nació la Barcelona World Race,
y por eso esta regata alrededor del mundo parece destinada al
éxito. Quienes la han disputado quieren volver; y muchos de los
navegantes oceánicos que aún no han afrontado este reto se
mueren por hacerlo.
Si alguien pregunta qué tiene la
navegación en doble que atrae tanto a los mejores patrones de la
navegación en solitario como a regatistas bregados en la Volvo,
la respuesta es tan variada como a navegantes preguntemos. Para
unos, se trata de una navegación en solitario en la que puedes
descansar y tienes la ventaja de no sentirte completamente solo;
para otros, se trata de un reto radicalmente distinto, el de
construir un equipo que no sólo sea la suma de dos
individualidades, sino la multiplicación de las posibilidades de
los dos tripulantes; hay quien considera que la navegación en
doble es como la navegación con tripulación completa, con la
diferencia de que hay menos manos para realizar el trabajo…
Si miramos los barcos que participaron en la primera Barcelona
World Race, aparentemente son los mismos que encontramos en la
salida de una Vendée. Son todos ellos Open 60’ de la clase IMOCA,
preparados para la navegación en solitario. Sí, es cierto que en
algunos podemos encontrar pequeñas diferencias respecto de los
barcos que toman la salida en la Vendée (tanto en cubierta, para
adaptar la maniobra al trabajo simultáneo de los dos tripulantes
en los momentos más delicados, como en el interior, para
permitir la estiba de la comida para los dos miembros de la
tripulación durante toda la vuelta al mundo, y la presencia de
dos personas a bordo), pero son detalles.
A Dos, se
fuerza más el barco
Volvemos, pues, al punto de partida. Si los barcos son
básicamente los mismos y muchos de los patrones también, ¿qué
diferencias hay entre la vuelta al mundo en solitario y en
doble?
"La navegación en doble es físicamente más dura, porque
sueles hacer más maniobras; en cambio, la navegación en
solitario es más mental, cambias menos a menudo. Por ejemplo,
cuando cambias una vela en solitario, tienes que estar muy
seguro de no equivocarte", comenta Alex Thomson, que
terminó segundo en la primera Barcelona World Race y que no
esconde su deseo de volver a estar en la línea de salida de
Barcelona el año que viene.
En esto
parecen coincidir casi todos los entrevistados: en la navegación
en doble aprietas más el barco. Javier Sansó, Bubi, reconoce que
en el Mutua Madrileña mantuvieron izado diez días seguidos un
spi que no hubiera dudado en arriar si hubiera navegado en
solitario: "Íbamos al límite del piloto automático. En
solitario se tendría que haber reducido trapo, pero, como éramos
dos, llevamos la caña sin parar durante diez días, en tiradas de
cuatro horas cada uno".
¿Significa esto que el material sufre más desgaste y que se
multiplican las posibilidades de averías y roturas? No
necesariamente: "El material sufre mucho durante las
maniobras, y las maniobras en solitario son mucho más largas que
navegando en doble. Mientras tomas un rizo en la mayor, por
ejemplo, la vela está flameando y esto la desgasta mucho. Como
entre dos se hace la maniobra mucho más rápido, en la navegación
en doble se desgasta menos que en solitario, aunque se fuerce
más", explica Guillermo Altadill, patrón del Estrella Damm,
con seis vueltas al mundo en su estela. "Lo que fuerzas de
más navegando en doble lo ganas en fiabilidad y control porque
hay dos personas a bordo", concluye Albert Bargués, patrón
del Educación sin Fronteras en la primera edición de la
Barcelona World Race
Dormir a
pierna suelta: la gran diferencia
Cuando navegas
a dos, a la hora de dormir, duermes; en cambio,
cuando vas en
solitario nunca duermes realmente" Alex Thomson
La segunda gran diferencia entre una
vuelta al mundo en solitario y otra en doble, y en esto coinciden
todos los interrogados, es la gestión del cansancio. Con otra
persona a bordo, se duerme más y mejor. Claro que este mejor es muy
relativo: nadie puede esperar descansar en un Open 60 en medio de un
temporal como si estuviera en una cama king size de un hotel de
cinco estrellas. Al movimiento, las aceleraciones y desaceleraciones
del barco se añade un ruido que puede ser ensordecedor, pues el
casco de fibra de carbono actúa como una verdadera caja de
resonancia.
"Cuando
navegas a dos, a la hora de dormir, duermes; en cambio, cuando vas
en solitario nunca duermes realmente", dice Thomson.
"Duermes muy bien tus cuatro a seis horas cada día, y esto es
fundamental", comenta Sansó, para quien "el stress de un
solitario al ir a dormir sin nadie que vigile en cubierta es brutal".
Sébastien Josse, compañero de Vincent Riou en la primera edición de
la Barcelona World Race añade: "En doble vas más rápido y te
cansas menos, porque cuando duermes, duermes de verdad. Además, la
hora de ir a dormir no depende tanto de la meteorología, por lo que
es menos frecuente llegar a un estado de agotamiento total".
Jean-Pierre Dick, vencedor de la primera edición de la Barcelona
World Race, en cambio, no coincide con esta visión de que la
navegación en doble es menos cansada que en solitario. Tras indicar
que a su juicio el cansancio "es más o menos equivalente"
en un tipo de navegación que en el otro, confiesa abiertamente que
acabó más agotado la Barcelona World Race que la Vendée Globe que
había disputado dos años antes.
Problemas
de convivencia
Navegar en
doble no es la suma de dos navegantes solitarios
Yo en la
Barcelona World Race aprendía convivir e incrementé mi capacidad
de aceptación,
tanto durante
la vuelta al mundo como en la introspección posterior" Albert
Bargués
Capítulo aparte merece la relación
constante de dos personas durante unos tres meses. Durante 24
horas al día, siete días a la semana, un mínimo de 13 semanas
seguidas, cada participante no ve a nadie más que a su
compañero, con quien además del trabajo, el cansancio, las
dificultades y la comida liofilizada, tiene que compartir un
espacio vital que seguramente no llega ni a 10 metros cuadrados.
Para Sébastien Josse, "aguantar al otro es lo más duro"
de una vuelta al mundo en doble, aunque deja claro que él nunca
ha estado harto de su compañero de fatigas. "Hay que prestar
atención a la forma de vida, porque uno no está solo. Hay que
establecer unas normas y respetarlas", añade el patrón
francés, con una Vendée y una Volvo como patrón en su haber y
que, junto a su compañero Vincent Riou, encabezó la
clasificación de la Barcelona World Race hasta que la rotura del
mástil forzó la retirada del PRB.
Albert Bargués también pone de relieve que no se puede correr
una regata en doble como si se tratara de dos solitarios que
coinciden a bordo: "¿Dura, la convivencia? No, puede ser
dura, pero también puede ser maravillosa. Es lo más bonito del
ser humano. Lo importante, eso sí, es compartir valores. Navegar
en doble no es la suma de dos navegantes solitarios. Yo en la
Barcelona World Race aprendí a convivir e incrementé mi
capacidad de aceptación, tanto durante la vuelta al mundo como
en la introspección posterior".
Para Dick, la tripulación es el elemento clave de esta regata. A
su juicio, la gestión de la relación de la pareja tiene que ser
una de las principales ocupaciones del patrón. El resultado de
su gestión fue sin duda bueno puesto que, además de ganar la
primera Barcelona World Race, no descarta repetir con el mismo
compañero, Damian Foxall, en la próxima edición.
"En definitiva, son relaciones de pareja. Hablar de esto es
como dar una conferencia sobre el matrimonio. Las peleas, o las
discusiones, se arreglan aflojando. Si no estás dispuesto a
aflojar, no te embarques en una regata a dos", asegura el
doctor Nando Muñoz, médico de la organización de la Barcelona
World Race, con dos vueltas al mundo a sus espaldas y navegante
de altura en doble aficionado. Una mala relación a bordo puede
influir negativamente en el rendimiento del barco durante la
competición, igual que sucede en un barco con tripulación
completa. Un barco feliz siempre es más rápido que un barco con
malas caras. Sin embargo, el mismo Muñoz aclara que los
participantes de la Barcelona World Race "son profesionales
que cobran por hacer un trabajo, y por hacerlo bien. Se supone
que van a trabajar, no a casarse, por lo que las emociones deben
dejarlas en casa. La convivencia puede ser difícil, pero no es
necesario que anden besándose. También deben tener claro que no
pueden ser rivales".
Alex Thomson, en cambio, no ve ningún problema en la convivencia
a bordo, por muy reducido que sea el espacio: "Es mejor que
estar solo; siempre tienes alguien con quien hablar y es más
divertido", sentencia el patrón del Hugo Boss, que también
confía en estar en la línea de salida de la próxima Barcelona
World Race.
Las
preferencias
¿Es mejor dar la vuelta al mundo
en solitario o en doble? Es difícil conseguir que los navegantes
oceánicos se pronuncien con claridad. Por lo general, eluden la
respuesta como un niño al que le preguntan si quiere más a su
padre o a su madre. Pero hay excepciones. El patrón del Hugo
Boss no escurre el bulto: "Prefiero la navegación en doble".
En cambio, Javier Sansó, Bubi, se inclina por el solitario sin
dudar ni un solo instante: "Navegar solo es incomparable;
tanto si pones a dos personas a bordo como si pones a cinco, es
ya como ir con una tripulación completa". Pero tampoco debe
ser tan malo navegar a dos cuando el patrón mallorquín también
sueña con la segunda Barcelona World Race. Y alguna huella debía
de dejarle cuando casi todos recordamos cómo supo transmitirnos
su experiencia a bordo del Mutua Madrileña en la primera edición
de la regata, en compañía de Pachi Rivero.
La mayoría, sin embargo, prefieren no decantarse por una
modalidad u otra. De hecho, en ambas navegan, que es lo que más
les gusta hacer. Y lo que más atrae a casi todos estos
vueltamundistas es la posibilidad de volver a lanzarse por los
inhóspitos océanos australes, en el reino de los albatros y de
los temporales casi permanentes. Allí, sea en solitario o en
doble, se sienten íntimamente unidos a la inmensidad del mar y
de la naturaleza. Allí es donde se sienten plenamente
realizados. Por allí navegarán quienes participen en la próxima
Barcelona World Race.
Artículo cedido por la Barcelona World
Race
(+info)
Texto
de Kiku Cusí.
©
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