Lo primero que debemos determinar
es el tipo de viento, su
intensidad y como se prevé que varíe a lo largo de la regata.
Puede ser constante o bascular rolando 90º a más, o ser de tipo
oscilante si va cambiando del orden de 10º o 20º un lado a otro,
o incluso una combinación de ambos (de modo que tiene tendencia
a bascular pero lo hace de una manera oscilante).
Dependiendo de su intensidad podremos
identificar cambios y rachas, o agujeros en los que no tendremos nada
de viento. La orografía del terreno en la costa tendrá una influencia
muy importante en como será el viento y por ello debemos estudiarla
con atención. Los vientos de tierra tienden a ser más oscilantes que
las brisas de mar y a medida que avancemos y cambie el perfil de la
costa, debemos tener muy presente esta característica. Aunque vientos
oscilantes también los podemos encontrar por otros motivos, como la
presencia de nubes o la apertura de zonas de distinta presión
atmosférica.
Los cambios en las condiciones del
viento permiten adelantarse a los demás y aprovechar las nuevas
condiciones para ganar posiciones o ganar distancia sobre los demás.
En los momentos difíciles es cuando se deciden las posiciones. Mirando
la superficie del mar podremos ver si se produce alguna racha que
podamos aprovechar. Con un poco de experiencia se identifican
perfectamente como el cambio de brillo, textura o color en el agua.
Pero hay que tener en cuenta que todo ello puede ser debido a una
corriente y por tanto debemos estar atentos y observar con atención
todo lo que nos rodea.
El campo de regatas puede ser dividido
en dos mitades que identificaremos como la mitad izquierda y la mitad
derecha estando enfrentados al viento, es decir cuando vamos hacia la
boya de barlovento. Por tanto cuando nos dirigimos hacia la boya de
sotavento el lado derecho del campo de regatas queda justamente al
contrario, es decir a nuestra izquierda.
La línea de
salida
Normalmente, la
línea de salida queda definida por una boya y un barco del
comité de regatas, de tal forma que si miramos al viento, la
boya se encontrará a la izquierda y el barco de la organización
a la derecha. La parte derecha de esta línea imaginaria es la
que llamamos el lado del barco organizador, y la parte izquierda
la llamamos el lado de la boya.
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¿Qué son los Laylines?
Desde la boya de sotavento tendremos que
hacer dos bordos para llegar a la de barlovento. Si vamos ciñendo al
máximo esas serán justamente nuestras laylines. Si vamos por fuera de
ellas podremos abatir para alcanzar la boya. Por el contrario si vamos
dentro del cuadrilátero determinado por las laylines, entonces
tendremos que hacer un viraje suplementario para poder llegar a la
boya correctamente.
De modo que lo suyo es ir exactamente
sobre los Laylines para no hacer distancia de más o lo que es peor,
para no tener que hacer viradas de más. Y la cosa se complica si
navegamos en zonas de corrientes. La mayor parte de la gente navega
estimando a ojo cual es el layline, aunque también se ayudan con un
compás de marcaciones tomando referencia respecto a tierra (el
táctico).
En cruceros siempre se utiliza el GPS
para calcular las desviaciones debidas a corrientes y también podremos
afinar muy bien el rumbo para hacer las dos bordadas de tal forma que
recorramos la distancia mínima. En pequeños veleros en donde no cabe
el GPS, todo será estimado y tendremos que fiarnos de nuestra
intuición y buen sentido.
En cruceros con tripulaciones
importantes será el navegante el que se encargue de todo este cálculo,
que con fuertes corrientes y complicados cambios a tener en cuenta,
suelen decidir como ganador al barco con el mejor navegante.
La orografía de la costa afecta de
forma drástica a los vientos. Es necesario estudiarla.
Buscar el viento
En ventolinas cambiantes es importante
saber anticiparse y conseguir aprovechar toda la potencia que nos
pueda ofrecer la más ligera brisa. Pero incluso cuando el viento es
estable, fuerte, y mantiene su dirección, podremos conseguir arañar
diferencias con respecto a los demás barcos si estamos atentos.
Incluso los vientos mantenidos tienen pequeños cambios en dirección e
intensidad que debemos aprovechar en nuestro beneficio.
Otra importante responsabilidad del
táctico, que si es verdaderamente bueno sabrá anticiparse a los
cambios de intensidad y dirección que encontraremos justo a
continuación. Se trata de observar atentamente todo a nuestro entorno;
La superficie del agua, columnas de humo en tierra, pájaros, … todo
vale, todo habla. La tensión de las escotas en barcos pequeños nos
indicarán variaciones imposibles de detectar de esta manera en un
barco de varias toneladas con las escotas en los winches, pero a
cambio tendremos la instrumentación digital del equipo de viento.
Es importante calibrar los equipos
de viento para que nos ofrezcan datos precisos.
Como pintan las velas, el movimiento de
las nubes, cambios de color en la superficie del agua, cuanto está
escorando el barco, otros barcos, o simplemente la sensación que nos
produce el viento sobre la cara y en nuestras orejas. Un buen táctico
debe poseer buenos conocimientos de meteorología y sobre todo entender
los vientos locales y la influencia que los accidentes orográficos
tendrán sobre estos.
Compitiendo en un Match-Race con otro
barco es muy importante saber anticipar los cambios de viento para
poder colocarse al lado correcto y tapar el viento al contrario. En
regatas con muchos barcos la flota es un indicador perfecto de las
condiciones de viento reinantes a nuestro alrededor, de la cual
podremos deducir si el viento cambia de intensidad o rola.
Tener la mejor perspectiva
ayuda a identificar cualquier racha de viento aunque se
encuentre alejada. |
Las regatas se deciden muchas
veces en la anticipación a un cambio de viento que nos permita
cambiar las velas antes. |
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