La
Transat 6,50
Una regata
boyante de energía, con 72 participantes en la última
edición de 2005 y 11 nacionalidades distintas. Desde hace ya
30 años viene siendo convocada cada dos años, atrayendo los
espíritus más aventureros de todos los países del mundo, y
de todas las edades. “Afrontar el
Atlántico durante más de 4.000 millas en una cáscara de nuez
de solo 6,5 metros de eslora, es siempre un buen recuerdo”
comentaba Daniel Gilard, primer vencedor de esta regata
transatlántica.
Se trata de una carrera sin asistencia, en barcos de solo 6,5 metros y
con única escala en Canarias. La primera etapa actúa como filtro
selectivo de participantes, ya que al llegar a Puerto Calero en
Lanzarote, algunos solitarios en peor forma física, moral o técnica, pueden renunciar y regresar a sus casas sin deshonor o vergüenza.
Cualquier persona puede participar. Es una clase fascinante en la que
participan hombre y mujeres de todas las edades, desde los 20 años de
Hugo Ramon, a los 60 años de Bernad Morin. De todas las nacionalidades
aunque mayoritariamente Franceses, Austríacos, de Singapour,
de Eslovenia, Ingleses, Irlandeses, Suizos, Españoles e Italianos. Los hay
que sueñan con ganar, pero otros muchos simplemente se sienten
satisfechos de poder participar, y vivir la aventura de su vida. Para
unos, un desafío, para otros, la oportunidad de arrancar un buen
palmarés. La posibilidad de disfrutar en solitario con surfs a 15
nudos, embelesarse con brillantes noches estrelladas en mitad de la
nada, afrontar mares formados, y caer en las calmas de la zona
intertropical.
La Transat 6,50 ya se ha convertido en un paso obligado para todos los
talentos de la regata en alta mar. Para lograr un estatus como
regatista de altura, la Transat 6,50 se ha convertido en una fase casi
necesaria, por la que han pasado marinos tan importantes como
Ellen
MacArthur, Michel Desjoyeaux, Isabelle Autissier, Sébastien Josse,
Catherine Chabaud, Anne Liardet, Karen Leibovici, Yves Parlier, Jean-Luc
Van Den Heede, Thierry Dubois, Loïck y Bruno Peyron, Yvan et Laurent
Bourgnon, Patrice Carpentier, Thomas Coville, Jacques Caraës, Lionel
Lemonchois, Luc Bartissol, Halvard Mabire, Lionel Péan, Didier
Munduteguy, Benoît Parnaudeau, Marc Thiercelin.
La Transat 6,50 ofrece dos listas en las que poder participar, para
barcos de serie como el ‘coco’, o el ‘super calin’ o los famosos ‘Pogo’,
o bien para prototipos en donde se ‘cuecen’ los avances tecnológicos
que años más tarde podremos ver en los VOR y grandes esloras como los
veleros de la Vendée Globe, y de otras carreras transoceánicas. Marc
Lombard diseñador naval comenta: “Todas
los grandes curriculums comienzan por una Transat 6,50 sea como marino o como
diseñador naval. Como son barcos pequeños, el presupuesto también lo es, lo
cual permite cierto grado de locura en el diseño y en la puesta en
obra. En
esta regata se estrenaron los mástiles de carbono, los botalones orientables, los dobles timones, las quillas pendulares, las jarcias
con obenques
en kevlar, las derivas laterales asimétricas. Avances que hoy en día
se han convertido en elementos indispensables en los grandes monstruos
de la VOR 70 o los Vendée Globe 60 pies, que necesitan prestaciones en
ceñida y velocidad con vientos portantes o del través. ¿Qué mejor
laboratorio de pruebas en los que ensayar las innovaciones y nuevas
ideas, que una regata con gran reputación y con barcos de 6,50 con
costos bajos”
Los Transat 6,50 llevan tanta superficie
vélica como un velero de crucero de serie de una eslora de 12 metros, pero en vez de pesar las
aproximadamente 8 toneladas de estos, solo desplaza unos 1.000 kilos.
Imagínese las sensaciones!
Con 50 m2 en ceñida y más de 100 m2 con vientos portantes. Potentes
velas para cascos cada vez más ligeros. El peso se concentra sobre
todo en el bulbo y se mejoran los planos antiderivas. Aumentan la
superficie de velas, y se reducen las superficies mojadas, todo un
desafío para la velocidad. “Crear un
barco para
la Transat 6,50 es como pasar el examen de 'selectividad' de un diseñador naval.
Un arquitecto naval que solo se concentre en los grandes 60 pies, se
quedaría con muchas cosas por conocer, sería un diseñador incompleto”
La meteo durante todo el recorrido de 4.250 millas es variada. El
viaje exige mucho más que la búsqueda de los alíseos. Durante la
primera etapa, se atraviesa el golfo de Vizcaya, siempre un reto que
puede producir las peores pesadillas si el tiempo no acompaña.
Cuando
sopla fuerte Sur Oeste, mal asunto! Pero luego viene Finisterre y el
impresionante Estaca de Bares, en la ‘costa da morte’. En sus fondos
marinos, la meseta continental remonta rápidamente hasta casi la
superficie y por tanto no es raro tener que navegar en mares de los
más ‘excitantes’, mientras observas la navegación del gran ‘desfile’ de
cargueros o como faena la flota pesquera siempre presente en la zona.
A partir del cabo Fisterra aparecen los vientos portantes que nos llevarán
hasta las Canarias. Hay que evitar clavar la proa en las olas y cuidar
el material ya que faltan muchas millas por hacer. Los alíseos del
NordEste a lo largo de las costas Marroquíes llevarán hasta la
primera de las islas del archipiélago Canario; Lanzarote puede darnos
la bienvenida con un viento perturbado y a veces impredecible.
Rumbo a las
islas de Cabo Verde camino del ecuador nos dejaremos llevar por los Alíseos que pueden soplar con fuerza 6. A la altura del Senegal y a
500 kilómetros de sus costas encontraremos Cabo Verde, y luego rumbo a
los Dolldrums lleno de nubes tormentosas, y en donde el viento suele
ser errático, de cualquier parte o simplemente no hacer acto de
presencia. Esta zona de transición entre los alíseos del hemisferio
Norte y los del hemisferio Sur es un verdadero caos de vientos. En
esta banda de algunas decenas de millas de anchura conocida como la
Zona de Convergencia Intertropical (ITCZ), es posible encontrar todo
tipo de situaciones meteorológicas, desde la calma más exasperante
hasta una tormenta tropical con autenticas duchas de agua lloviendo y
con vientos giratorios de 40 nudos.
Pasar la ITCZ con buen
ritmo puede
marcar la diferencia entre la victoria o la derrota. Luego vienen los alíseos del Sur-Este que se estabilizan y fortalecen cuanto más nos
desplacemos hacia el Sud-Oeste. Tras cruzar el ecuador, debemos hacer
Sur hasta alcanzar las costas de Brasil en la que nos pueden
sorprender vientos cruzados, bancos de arena de muy poco calado,
innumerables barcos de faena sin ningún tipo de señalización y
finalmente la llegada a la bahía de todos los santos en Salvador.
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