En
la base del Team Telefónica se cierran las últimas bolsas de
comida que la tripulación llevará a bordo del barco español
durante esta etapa de la
Volvo Ocean Race
Un gesto tan habitual como llegar a casa, abrir la nevera y
coger algo para cocinar una cena ligera, a bordo del VO 70
“Telefónica” será, simplemente, imposible. En primer lugar,
porque no hay nevera. En segundo, porque sólo habrá comida
liofilizada, conocida por ser la de los astronautas: esa será la
base de la dieta que día a día sigan los once tripulantes del
equipo español que disputará la Volvo Ocean Race, aunque siempre
hay lugar a algún que otro “capricho”.
Echando cuentas, los tripulantes del “Telefónica”, liderados por
el bimedallista olímpico Iker Martínez, pasarán unos 131 días a
bordo del barco español para navegar por tres océanos, otros
tantos mares y pisar los cinco continentes. La exigencia es
máxima y por lo tanto, la alimentación será uno de los puntos
clave para que los españoles puedan seguir el ritmo.
Chef
Fructuoso
El murciano Diego Fructuoso es el encargado no sólo de vigilar
la correcta alimentación de todos y cada uno de los tripulantes
a bordo, sino también de, siguiendo las directrices y con ayuda
del departamento de salud del Team Telefónica, determinar qué
comida y qué cantidades se llevarán a bordo en cada una de las
etapas. Y es que al desgaste físico de la competición hay que
sumar la considerable pérdida de masa muscular y la necesidad de
cubrir las necesidades calóricas de cada uno. Por ello, la dieta
es una parte fundamental.
¿Por
qué comida liofilizada?
Primero, porque el proceso de liofilización elimina toda
presencia de agua, de manera que el peso se reduce
considerablemente y, a menos peso en el barco, más velocidad.
En segundo lugar, porque la comida necesita mantenerse durante
días en las condiciones más inapropiadas para la buena
conservación de los alimentos. A bordo del “Telefónica” se
comerá exactamente la misma comida que los astronautas llevan en
sus transbordadores.
Almacenando unos 300 kg de comida: un juego de “tetris”
Tras haber envasado todo al vacío para aligerar el peso, ahorrar
espacio y posibilitar una buena conservación de los alimentos,
toda la comida que se lleva a bordo se guarda en bolsas de unos
30 kilos de peso.
Estas bolsas están numeradas de manera que cada una contiene la
comida necesaria para los once tripulantes
(desayuno-almuerzo-cena) durante dos días.
A la
caza del (inexistente) menú perfecto
Elegir el menú a bordo no es una tarea sencilla. Pongamos una
disyuntiva como ejemplo: ¿Elegir un menú que sabes que gustará a
los tripulantes aunque no tenga los nutrientes que un médico o
nutricionista deportivo consideraría idóneos o, por el
contrario, elegir un menú menos apetitoso para la tripulación y
que por lo tanto afectará probablemente de forma negativa en su
humor o estado psicológico?
Para empezar, a pesar del avance vivido en los últimos años en
lo que a comida liofilizada se refiere, ésta no suele resultar
agradable para nadie -muchos rechazamos la leche con café en
polvo que ofrecen en los aviones- y, además, dar con la comida
ideal que guste a once hombres suele llevar mucho tiempo y
muchas catas, ya que dependiendo del fabricante el sabor será
uno u otro.
Por poner un ejemplo, el día ocho de la primera etapa, cada
tripulante tendrá una bolsa en la que, como explica Iñigo
Losada, coordinador del Departamento de Salud, tendrá “para
el desayuno, además de la leche en polvo, ese día tocarían
cereales. Tendríamos un cocido madrileño liofilizado para comer
y para cenar unos tortellini. Además, habrá también unos snacks
salados –jamón o queso-, barritas energéticas -bastante
calóricas y con mucho aporte de energía- y por último otro
snack, esta vez dulce -algún tipo de galleta o chocolate-. ¡Lo
mejor de la vida!”, bromea el castellonense.
Contando calorías: una dieta para el Norte, otra para el Sur
Durante la competición, diariamente los tripulantes del
“Telefónica” consumirán aproximadamente una media de 4.000
calorías diarias aunque, como es obvio, todo dependerá de la
zona del planeta en la que se encuentren. De esta manera, en las
zonas más gélidas los regatistas podrían aumentar la ingesta de
calorías para mantener el cuerpo caliente ante las duras
condiciones. Por el contrario, en las áreas más calurosas del
planeta suele rebajarse la cifra y la hidratación se convierte
en algo fundamental aunque en medio del mar la potabilizadora se
convierte en el único vínculo con el agua potable.
El número de calorías que necesitan, explica “Yiyo“ Losada, “depende
del esfuerzo que vayan a hacer durante el día y ese esfuerzo
está directamente relacionado con las condiciones
meteorológicas. Calculamos que puede haber días con consumos
superiores a 4.500 calorías, cuando son muy duros apenas duermen
y tienen muchas horas de guardia; pero también puede haber
algunos días más tranquilos y de menos necesidad”.
Es por ello que el equipo toma la decisión de elaborar un menú
que está en el medio de esas cantidades, en torno a las 3.500
calorías. “Al final lo que
buscas en toda la etapa es un equilibrio y que lleguen a la meta
con la menor pérdida posible de peso”, añade Losada.
El
avituallamiento para la primera etapa, listo.
La primera etapa, que comenzó el sábado
día 5 de noviembre, serán unas 6.500 millas de navegación entre
Alicante y Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, un recorrido en el que
los tripulantes del “Telefónica“ pasarán por un amplio abanico
de condiciones: el siempre imprevisible Mediterráneo
al frío Atlántico, atravesando el calor del Ecuador para
finalizar navegando por el Hemisferio Sur y llegar a la
primavera sudafricana.
Se estima que la flota tardará unos 20 días en completar esta
primera etapa, pero por lo que pueda suceder siempre irá a bordo
comida para más días, procurando no pasarse para no excederse en
el peso.
¿Y cuál será el menú para la etapa de estreno y también de
prueba de fuego? Diego Fructuoso nos lo rebela: “Nosotros
llevamos algo muy nuestro: jamón y además desayuno, comida y
cena un poco más fuertes y algunos snacks para comer entre
horas. En el mar hacemos turnos un poco
diferentes, tenemos guardias cada cuatro horas e intentamos que
la gente siempre coma algo durante ese tiempo”.
La decisión de cuántos kilogramos de comida exactos llevar a
bordo se tomará con toda probabilidad dos días antes de la
salida. Será cuando los partes meteorológicos sean más fiables,
aunque al final las previsiones no dejan de ser lo que son:
previsiones, y éstas no siempre se cumplen…
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