Construir
un Volvo Open70
Más
grandes, rápidos y con más potencia vélica. Son un 10% más
grandes que los anteriores Open 60 y sin embargo pesan lo
mismo. El secreto está en la utilización masiva de nuevos
materiales como la fibra de carbono hasta en el palo, o el Nomex un polímero de Dupon que permite la utilización de
celdas en panel de abeja de gran rigidez y ligereza. Estos
sofisticados materiales, especialmente la fibra de carbono
es más fácil de utilizar que el kevlar y otras fibras ya que
se adaptan muy bien a las formas del molde del cual saldrá
el casco.
El secreto radica en conseguir la mayor dureza y rigidez con
el menor peso, pues la ganancia en peso puede emplearse
íntegramente en aumentar el bulbo de la quilla. Esto mejora
la estabilidad y aumenta el adrizamiento o lo que es lo
mismo la potencia de las velas. Cuanto menos escore la
embarcación, más vertical queda el palo y por tanto este
coge mucho más viento, traduciéndose en más potencia
propulsora.
Para
construir un casco se puede utilizar un molde negativo (como
los moldes de toda la vida) o bien trabajar sobre un casco
tallado en espuma (como por ejemplo corcho blanco o
poliestireno espandido). La ventaja de este segundo tipo de
moldes positivos y que frecuentemente son de un solo uso por
lo cual son utilizados para monotipos, es que existe un
importante ahorro de tiempo y dinero al no ser necesario la
fabricación de molde negativo a partir del modelo a escala
del casco. El propio modelo a escala es el que se utiliza
para fabricar el casco aplicando las capas de tejido y
resinas tanto en el modo tradicional como en la infusión por
vacío. La gran desventaja es que el molde positivo necesita
una capa final llamada ‘filler’ que hace las veces de
acabado del casco y que viene a pesar en torno a un kilo por
metros cuadrado. La diferencia de peso en total es de unos
70 kilos, que pueden pasar directamente al bulbo para ganar
estabilidad.
ABN2,
Ericsson y Movistar están construidos con moldes negativos.
Los demás han sido construidos a partir de modelo final en
positivo por razones de tiempo. Cuanto antes está un barco,
más tiempo queda para los ajustes y entrenamientos.
Para
construir un Open 70 son necesarias 30.000 horas de trabajo,
o lo que es lo mismo, unos 8 meses al equipo que lleva a
cabo la construcción. Una parte importante del trabajo se
invierte en la preparación y posicionamiento de los
distintos fragmentos de tejidos sobre el molde antes de la
infusión, de tal manera que las fibras de cada tejido queden
alineadas como el proyectista exige. Esta característica es
fundamental para que el casco tenga la rigidez buscada y
pueda aceptar los esfuerzos para los que ha sido diseñado.
Las quillas pueden oscilar unos 40º a ambas bandas para
mejorar sustancialmente la estabilidad. Para ello se
utilizan dos pistones hidráulicos que generan grandes
presiones que desplazan y hacen girar el eje sobre el que se
soporta la quilla. Uno de los retos con los que se han
enfrentado los constructores es asegurar la estanqueidad de
la abertura sobre la que bascula toda la quilla.
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